"Descifrando el Enigma de los Pishtacos: Mitos y Realidades de los Devoradores de Grasa en Perú"

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Introducción:

La leyenda del pishtaco, pertenece a la tradición andina peruana ya que su figura aparece en relatos prehispánicos como un tipo de sicario enviado por etnias enemigas, su nombre proviene del quechua “pishtay” que significa “cortar en tiras” y la descripción que se da de él es la de un extranjero alto rubio de ojos claros y de complexión atlética.

Pishtaco según la creencia de que era enviado por el gobierno.


Apariencia del Pishtaco mas representativa



Tabla de Contenido:




Historia:

El pishtaco es un asesino solitario que actúa protegido por la soledad de los caminos, ataca solo a personas de bajos recursos como campesinos, al poblador común y al turista nacional. Se dice que este hombre es enviado por alguien de mucho poder que sólo desea hacerle el mal al pueblo, el pishtaco espera a sus víctimas en la oscuridad de los caminos y cuando éste está cerca, le corta el cuello con un cuchillo curvo que esconde entre sus ropas, para finalmente comer parte de su cuerpo como chicharrón y utilizar su grasa para venderla al mercado negro.

Cuchillo Curvo - Arma mas representativa del pishtaco

La leyenda cuenta que el pishtaco cuenta con el apoyo de alguna organización nacional o extranjera y por eso los que logran salvarse de él deciden no denunciarlo pues temen al hecho de ser castigados o desaparecidos y es normalmente el pueblo quienes se reúnen y cazan a los pishtacos, atrapándolos y quemándolos en hogueras según dicen los testimonios.

Representación de la quema de pishtacos


Según se rumoreaba en el siglo XIX y XX, los pishtacos trabajan para el gobierno, obteniendo la grasa humana para mejorar el sonido de las campanas, por que se creía que la grasa humana les daba un mejor sonido. No obstante las personas de los pueblos, creían que la economía del país requería de su grasa para que se pueda mantener, como si de algún rito satánico se estuviera llevando en marcha.





Relatos:


Relato 1:


Mi abuelita nos contaba en su cocina frente a su fogón, que su mamá trabajaba para un hacendado en la ciudad de Chimbote y por ese tiempo mi abuelita aún pequeña estaba con ella, cuando sucedió lo que jamás su mamá iba a olvidar. Pues mi bisabuela, llamada Eduarda, era la cocinera de aquella hacienda y siempre veía a su patrón salirse al atardecer montado en su caballo y regresar a la media noche, y un día le preguntó a su patrona por curiosidad a dónde salía el patrón todos los días por las tardes y ella le contestó que salía a hacer unos trabajos, pero también le dijo que no sea tan curiosa y eso último la dejó pensando y se preguntaba en qué andaba su patrón. Una noche ella sintió que llegaba el patrón y se levantó a ver muy despacio que hacía él a esas horas de la noche y fue cuando vio que bajaba un bulto de su caballo y lo metía a un cuarto en donde el solo tenía las llaves de esa puerta, en ese momento mi bisabuela se fue muy rápidamente a su cuarto para que nadie la viera. 

Y al otro día se levantó muy temprano a preparar el desayuno y fue cuando al pasar por el pasadizo de la casa vio gotas de sangre que iban hacia ese cuarto, y ella pensó que tal vez el patrón estaba herido, pero cuál sería su sorpresa que el estaba sano y le dijo que borrará esas manchas de sangre, que era de un venado que había casado, pues ella muy presurosa lo hizo y le dijo muy inocentemente que sí iba preparar la cena de ese venado y le contestó que no. Pero cuando ella se disponía a ir a la cocina el patrón le dijo que para nada se acercara a esa puerta, al cual ella le contestó : ¡Que está bien patrón!. 

Al otro día el patrón no salió como solía hacerlo y mi bisabuela salió con mi abuelita que era aún muy pequeña a hacer algunos mandados para la cocina y al llegar al mercado se escuchaba el comentario de la gente, sobre que estaban desapareciendo algunas personas que andaban en las noches, principalmente los peones que regresaban a sus casas y otros decían que de seguro que hay “pishtacos” porque algunos habían encontrado cabezas, pies y manos, pero en otro lugar las ropas. Mi bisabuela al regresar a la casa del patrón comentó lo que se hablaba en el pueblo a su patrona, y ella le dijo, que es por eso que nunca se anda de noche, y como que se persigno pidiendo a Dios que la proteja. 

Y al otro día, mi bisabuela se levantó al alba dirigiéndose a la cocina y vio aquella puerta abierta, siendo su curiosidad primero, pues se acercó a ver por qué tanto recelo y al estar en el umbral de aquel cuarto vio unos cuerpos colgados por unos ganchos y caía la grasa, gota a gota en unos peroles grandes y en el piso vio que este había sido regado con cal, en ese momento se había quedado sin aliento con la boca semiabierta y rápida fue su reacción regresando nuevamente a su cuarto muy asustada, pensó en mejor irse de allí a su pueblo en donde estaba su esposo y su hijo.

Al cabo de una hora, ella salía con sus cosas y agarrando la mano de su niña, se fue a buscar a la patrona para decirle que se iba de viaje porque su esposo se encontraba enfermo y que iba regresar tan pronto esté se mejorará, la patrona aceptó su pedido. pero le dijo que le hubiera avisado con tiempo para buscar un reemplazo para esos días de su ausencia y mi bisabuela le dijo que era de improvisto lo que le habían comunicado por medio de unos paisanos y despidiéndose salió de la casa pero sin antes recibir su salario. 

Busco mi bisabuela un transporte y sin antes comprar algunas cosas para su familia, se fue a su pueblo pensando lo que le hubiera pasado si se quedaba allí y la mentira que le dijo a esa señora. 




Relato 2:


Cuentan que cierta vez unos Pishtacos fingiendo ser forasteros invitaron a los familiares de cierta señora llamada Xunta a saborear ricos bocadillos que estaban cargados con unos potentes narcóticos, los que comieron, quedaron muy pronto dormidos. 

Los pishtacos aprovecharon la circunstancia para llevarse a la señora a Xunta hasta una cueva alejada, la señora era una mujer bien gorda por eso que los pishtacos se la llevaron hasta su guarida donde le extrajeron la grasa en un perol. Cuando los familiares se recuperaron del dopaje se dieron cuenta que doña Xunta había desaparecido, de inmediato comunicaron a los habitantes del pueblo, todos salieron armados con toda clase de herramientas, palas, picos, barretas, martillos y combos y fueron en persecución de los Pishtacos, de mucho buscar al fin encontraron la cueva que hasta el día de hoy se le conoce como la cueva de los Pishtacos, cuando ingresaron a su interior hallaron solo la cabeza y los pies de Xunta.




Relato 3:

Cuentan que había dos pishtacos que vivían en una cueva y se dedicaban a matar gente indefensa, 

un día en época de siembra un hombre y su mujer iban de viaje con el fin de traer sus toros que pastaban en la puna, a mitad de un camino escarpado fueron sorprendidos por un toro enorme y bravo que parecía echar chispas por los ojos, al ver que el toro se les venía encima con una furia capaz de hacerlos trizas y devorarlos, corrieron con espanto buscando donde esconderse. Felizmente encontraron una cueva y se metieron ahí, perseguidos por el animal, adentro había una especie de escalones de piedra que conducían a la parte alta, subieron allí para mayor seguridad, el toro entró detrás de ellos y se detuvo a la entrada rasgando con sus patas del suelo y bramando mientras el hombre y su mujer acurrucados arriba miraban espantados al siniestro Toro, pero éste viendo que sus víctimas no salían se tumbó a la salida de la cueva y fingió dormir, los esposos adivinaron las intenciones de la bestia y no tuvieron más remedio que permanecer en la cueva hasta que el toro se marchara. Mientras que esto esto sucedía uno de los Pishtacos había visto de lejos entrar en su cueva al par de esposos, la oscuridad dominaba el cielo, el Pishtaco, llegando a su guarida se bajó de la mula en que venía montado y entró. Cuando el hombre y la mujer lo vieron entrar, cayeron en la cuenta de que era un Pishtaco y llenos de terror se dijeron en voz baja ahora sí ha terminado nuestra vida y se pusieron a rezar en silencio, “Padre nuestro que estás en el cielo santificado …”. 

El pishtaco entró a tientas buscando en la oscuridad, de pronto vio un bulto negro en un rincón de la cueva creyó que eran las personas que buscaba y se lanzó sobre ellos exclamando ¡van a a morir, aquí les vengo desgraciados! y sacó su cuchillo de acero, ni bien lo vio venir el toro, se levantó y se la puso sobre el Pishtaco, lo corneó con furia y lo revolcó a su regalado gusto, el pobre pishtaco gritaba en el suelo, ya no, por favor, perdóname por favor. Hasta que ya no se escucho grito más, pero el toro no se contentó solamente con matarlo, sino que lo hizo pedacitos con sus cuernos afilados masticando los despojos del asesino, luego satisfecho salió de la cueva y no volvió más en toda la noche, los esposos se sobrepusieron al temor y escaparon de la escena como pudieron, sin hacer ningún caso a las riquezas que brillaban en la oscuridad y que parecían llamarlos, sin embargo en ese momento no les importó ese montón de tesoros que estaban tirados por allí, ellos salieron de la cueva sólo con la esperanza de salvar sus valiosas vidas.




Relato 4:


Cerca de la cueva en la que vivía un pishtaco, un anciano solitario estableció su humilde choza, luego de sembrar y cuidar su chacrita regresaba a su casa por la tarde en compañía de su fiel perro de nombre Jari-man, cuando el pishtaco se dio cuenta de la presencia de su vecino, no le gustó la idea de tener alguien cerca y ante el temor de ser encontrado pensó que lo mejor era matar al anciano, en una noche cerrada y oscura, sin luna llena, fue hacia la pequeña choza y encontró al anciano comiendo, este saltó sobre él y le puso la navaja en el cuello, diciéndole; “¡Oye viejo la plata o la vida!” desesperado y sin poder defenderse el anciano le respondió; “¡No tengo nada de valor qué cosa te podría dar señor!”. “Entonces estira el cuello nomás, me pagarás con tu vida y tu grasa”, dijo el pishtaco a punto de degollarlo, pero el viejo le imploró; “antes de que me mates quisiera rezar un padrenuestro por mis pecados y también quiero despedirme de mi fiel perro con una canción”. “Hazlo ya pedazo de gente, es una estupidez lo que pides, pero hazlo rápido” le respondió el pishtaco, de inmediato el anciano se puso a rezar al cielo rogando que le perdonen por sus faltas y luego se puso a cantar diciendo: ¡hay Jari-man Jari-man Jari-mansito ha llegado mi fin Jari-man Jari-man ojalá me estés escuchando mi Jari-man Jari-man ya estoy por irme de este mundo Jari-man hay Jari-man Jari-man Jari-mansito mansito mi distinto perrito lindo, ojalá vivas muy tranquilo Jari-man Jari-man.

El perro que se había quedado fuera de la choza escuchó la voz de alarma de su amo, entonces fue corriendo hacia la choza, entró sigilosamente detrás del pishtaco y se lanzó contra él hasta clavarle sus colmillos en el cuello, tumbándolo al suelo, el viejo aprovechó el momento, tomando el puñal del pishtaco y apuñalándolo en el corazón, el anciano con mucho esfuerzo logró enterrar el cadáver y luego fue hacia la cueva del pishtaco, donde halló joyas y bastantes tesoros, el viejito cargado de esas riquezas volvió a la ciudad donde se volvió rico y en lo que le quedó de vida, atendió muy bien a su fiel e inteligente perro Jari-man quien lo había ayudado a librarse de una muerte segura.



Relato 5:


Mi tío abuelo era una pishtaco, no sé si me crean o no pero yo sí lo creo me lo contó mi abuelo y hace algunos años atrás antes que se fuera de este mundo me lo contaba cuando era yo un muchachito inquieto y me gustaba salir por las tardes con mis amigotes, yo no le hacía caso a mi madre pues siempre llegaba muy tarde ya de muy noche y en una de esas noches cuando entré a la casa, mi abuelo me esperaba en la sala fumando su tabaco en una pipa, !de donde llegas tan tarde muchachito! me dijo, de pasear por las calles abuelo le dije, quizás pasas por el puente Arango me preguntó, claro que sí abuelo siempre pasamos por ese puente, deben tener cuidado al pasar por ese puente no hace mucho que las personas desaparecen por ese lugar dijo parsimonioso, que va a ser abuelo ahora los tiempos ya han cambiado, ya no existen esos fantasmas o aparecidos que solían verlos los de tú época le contesté despectivo y ya me iba a mi cuarto sin darle importancia a lo que decía. No hablo de condenados o fantasmas niño malcriado, hablo del pishtaco, que dijo levantando la voz, no sé si era la primera vez que escuchaba aquella palabra pero de inmediato me interesó el asunto, como abuelo que es un pishtaco, que pues, son los que desaparecían a la gente y puede que ahora lo sigan haciendo, se sabe que hay personas desaparecidas cuyos familiares los andan buscando, pero abuelo qué es un pishtaco volví a preguntar. Es es alguien que saca la grasa de las personas, los lleva a unas cuevas alejadas y allí cuelga a sus víctimas de unos ganchos boca abajo, les corta la garganta deja que se desangren totalmente, luego calentándolos con fuego desde abajo empiezan a recibir la grasa en unos peroles.



Su respuesta me dejó boquiabierto, mi abuelo viendo mi confusión se acomodó en su sofá fumando nuevamente su pipa y lanzando una bocanada de humo al aire, lo que la gente piensa es que los pishtacos son una leyenda, un mito o un relato para asustar incautos, pero no es así los pishtacos son reales, son personas comunes como cualquiera de nosotros, puede ser cualquier persona quizás el vecino o algún conocido dedicándose al vil negocio de la recolección y venta de la grasa humana.

Cómo lo sabes abuelo, los saca grasas no creo que existan le dije dudoso, que vas a saber todas esas cosas, tú eres un mocoso de hoy en día, los pishtacos eran reales y tenían la autorización del gobierno, pues portaban un documento para que puedan ejercer ese abominable oficio, por eso que cuando los capturaban los policías éstos mostraban su documento y los soltaban sin más y como sabes esas cosas abuelo le volví a preguntar, mi abuelo se quedó en silencio levantando la mirada hacia el techo se perdió en sus pensamientos, sus ojos se tornaron tristes, acaso recordó alguna nostalgia, pero luego se arquearon como expresando una amargura inevitable,

como sabes abuelo de los pistachos, le repetí de nuevo, es que el hermano de mi padre o sea mi tío era un pishtaco, cuando el venía a la casa, teníamos mucho miedo ,pero nunca hizo daño a la familia lo contrario nos ayudó mucho económicamente pese a que mi padre no quería recibirlo porque sabía que era un dinero malhabido hecho en la maldad, pero mi tío les plantaba una mirada de asesino feroz y los obligaba a recibir el dinero.

Ahora empezó a contar mi abuelo y yo no quería que pare y felizmente continuó, narrando me mi tío, desaparecía por semanas a veces un par de meses pero siempre volvía y nos daba mucho miedo, yo ya estaba jovencito tendría unos 15 o 16 años, un día cuando regreso mi tío dijo en el próximo viaje que me llevaría, listo para acompañarlo yo me paralicé sabía de las cosas que hacía mi tío, está bien, en el próximo viaje será le dijo mi padre, no tenía otra cosa que decir porque si le negaba mi tío era capaz de agredir a mi padre o a toda la familia, ya te dije que le teníamos mucho miedo tenía un aire de malignidad que el solo verlo infundía miedo, recuerdo que aquellas veces se fue vestido de mujer, usaba una pollera, era una forma de ocultar su identidad y acechar a la gente del campo con seguridad, pastores ,caminantes nadie escapaba. 

Mi madre se puso a llorar, para que quiere a mi hijo, seguro que quiere convertirlo en un pishtaco dijo ella, mi padre con el rostro entristecido le dijo mejor vámonos a Lima allí no nos encontrará, no podremos escapar del maldito de tu hermano , siempre nos encontrará, pobre Danielito dijo mi madre llorando. Los posteriores días toda la familia no hallaba qué hacer, si quedarse o irse a Lima antes que me llevara a mí para hacerme un pishtaco.

Recuerdas que te dije que los pishtacos tenían un documento del gobierno que les autorizaba a realizar esa actividad y los policías los dejaban, pero de una cosa no escapaban los malditos, de la furia del pueblo, si la turba los atrapaba no los dejaban escapar ahí, tenían un final triste, muchos pishtacos murieron quemados y descuartizados y esta suerte también y alcanzó a tu tío abuelo, fue capturado por un grupo de pobladores que se dieron con la sorpresa de que no era mujer, sino un hombre disfrazado de mujer, así descubrieron que era un pishtaco y

lo quemaron en la carretera central a San Mateo, mi padre fue a identificarlo, lo

reconoció por el anillo que llevaba entre los dedos, nunca dijo que era su familia, pese que era su hermano, mi padre regresó contento y al saber toda la familia se alegró, la que se puso más contenta fue mi madre, que me abrazó alegre, pues seguro que me salvé de ser un pishtaco. Yo me quedé impactado con la narración

de mi abuelo, estaba mudo y pensativo, hasta que mi abuelo me dijo, así que jovencito no estés andando de noche ya sabes que los pishtacos existen, quien sabe si es que sigan operando, porque hay tanta gente desaparecida, si si abuelo ya no saldré en las noches, le dije casi susurrando.





Casos de la vida real:


Las leyendas existen en todo el mundo algunas son buenas y otras los verdaderamente terroríficas pero qué ocurre cuando un personaje aterrador de una historia ficticia de repente se encarna en la vida real, esto sucedió en Perú cuando tres bandas delictivas traficaban con grasa humana, ellos

secuestraban, cortaban cabezas, hacían en pedazos los cuerpos y los colgaban como si de ropa se tratara, posteriormente sacaban la mercancía macabra para su venta al público, “la grasa”.


Caso 1:


En 1970 en Perú, la policía estaba consternada, acababan de recibir un aviso de un campesino del valle de la N que había encontrado restos de un cuerpo humano en un fondo agrícola, cuando llegaron al lugar pudieron capturar a los responsables Amador Meza Aucanqui de 34 años, alias ‘El Zorro’, Edgard Trujillo, alias ‘El Gringo’, y los hermanos Pedro Pablo, Ruperto Martínez Rosales, y Eustorcio de 22 años, quienes fueron capturados en Tarma en junio de 1970. También los oficiales no podían creer lo que ocurría, estos tipos habían asesinado a al menos 26 personas del campo.

Los delictivos secuestraban de una forma particular, ya que contaban con una camioneta que se movía por zonas altoandinas y les funcionaba para sus atrocidades, ellos esperaban a que sus víctimas estuvieran solas, cuando necesitaban ir con urgencia del campo a la ciudad les ofrecían llevarlos aprovechándose de que los pueblerinos tenían prisa y una vez se subían al vehículo nunca más se los volvía a ver. El encargado de quitar la vida a los rehenes era Eustorcio, quien a pesar de estar en los 20 era el más sanguinario de los cuatro, las armas que el criminal utilizaba para sus atrocidades eran un cuchillo o un machete, las personas ya te podrás imaginar morían de una forma atroz, las personas estaban consternadas y asustadas esta banda delictiva veía la carne humana como una fuente de ingresos, la gente no era más que meramente un producto y al igual que cualquier comerciante que selecciona su mejor mercancía para sacar a la venta, estos psicópatas también lo hicieron, ellos declararon para el horror del oficial que dio el reporte, que por las mujeres embarazadas su comprador o sus compradores pagaban más por los cuerpos subidos de peso regular y por los flacos menos, esto quiere decir que sus principales víctimas eran mujeres gestantes quienes tenían una tarifa como te digo alta en el mercado negro.




Caso 2:


En 1989 la policía llegó rápido a Hermosa Pampa un pueblito ubicado en la selva central y a tres horas de la ciudad de Satipo, esto en Perú, ellos acababan de recibir una llamada al parecer los campesinos del lugar captaron a tres residentes que confesaron la macabra actividad de la venta de grasa humana, cuando los oficiales arribaron a este lugar los criminales estaban detenidos y si hubieran llegado después posiblemente no estarían vivos ya que los lugareños lo relacionaron con una secta diabólica, cuando la ley entró a la casa de los homicidas no pudieron estar más asqueados, ahí se encontraron cinco litros de aceite o de grasa humana, el arma que utilizaban para separar los miembros del cuerpo de sus víctimas y la lata donde freían los trozos de carne extraídos de los muertos, para los implicados en este caso fue un completo horror lo que tuvieron que presenciar.



Caso 3:


En 2009 el general Eusebio Félix Murga quien era jefe de la dirección de investigación criminal, estaba horrorizado y a la vez molesto, al mismo tiempo detuvieron a una organización criminal en Perú llamado los “Pishtacos de Huánuco”, ellos confesaron sus crímenes ante la mirada de repugnancia total del oficial, los asesinos lo miraron sin ningún tipo de remordimiento a los ojos cuando le dijeron el procedimiento lúgubre que llevaron a cabo con sus víctimas, de hecho hasta detallaron su arsenal, todo fue espantoso, primero secuestraban a su víctima, después le quitaban la vida a la persona, luego los carniceros fragmentaban el cuerpo, posteriormente colgaban las partes en ganchos como si fueran trapos sucios y por último encendían velas para que corriera el tejido adiposo, el general nunca olvidaría su piel erizada cuando escuchó las aberrantes palabras, ni tampoco que frente a su cara estaban verdaderas aberraciones de la vida real, los detenidos le aseguraron a la policía que vendían el artículo y que éste era adquirido por comerciantes Europeos que fabricaban cosméticos, los oficiales se quedaron atónitos cuando los homicidas les dijeron que les pagaban quince mil dólares por litro, ante una acusación así de grave y tan severa, la asociación de perfumería y cosmética “Stanpa” que agrupaba las principales marcas de España, denegaron las acusaciones de inmediato a través de un comunicado alegando que la extracción de esta aberrante grasa que provenía de cuerpos asesinados con fines cosméticos no tiene la más mínima lógica, si bien hace muchos años se utilizaban en cosméticos grasas sólidas, minerales o de animales para dar consistencia a los productos, esto se ha sustituido por ingredientes más adecuados, inocuos y seguros, la grasa humana además de no aportar ninguna propiedad, ni beneficios adicionales, conlleva el riesgo de transmisión de enfermedades, esto lo diría como te digo la asociación de perfumería y cosmética. Hasta el momento se desconoce si la acusación era verdadera o no, los criminales sólo sabían que vendían la grasa a los extranjeros para cualquier cosa macabra que hicieran, pero a ellos no les interesaba con qué fin utilizaban el producto, sólo querían obviamente el dinerito, pero ahora la pregunta es, ¿Cómo lograron atrapar a estos desalmados psicópatas?, las desapariciones en el valle de Huallaga en donde elaboraba la organización eran constantes, los aldeanos vivían con temor todo el tiempo ya que se encontraban en medio de un conflicto generado por la presencia de los remanentes de “Sendero Luminoso” y los “narcotraficantes”, los campesinos sabían de las desapariciones más no decían nada sobre ello, el miedo hizo que cerraran la boca ante la injusticia que vivían, esto se debía a que la organización de los pishtacos actuaba como si se tratara de una hermandad religiosa, sometieron a las personas del lugar a vivir oculta y con temor de salir de su casa aún para ir a trabajar, ya que había una posibilidad muy alta de que no regresaran con vida.

En en ese mismo año unos oficiales detuvieron a alguien sospechoso en una empresa de transportes, sin saberlo habían arrestado a un miembro activo de la banda los Pishtacos de Huánuco, al momento de su aprehensión se sorprendieron al comprobar que traía consigo un envase con grasa y alavés perturbador fue darse cuenta tiempo después que era grasa humana, por esta razón, agentes especiales llegaron al valle de Huallaga y se hicieron pasar por compradores potenciales de grasa, al principio fue complicado contactar con alguien pero cuando la desesperación comenzó a inundar a los Pishtacos, pudieron comunicarse con Serapión Marcos Veramendi, alias Marcos y Enedina Estela Claudio, alias Maria, ellos cayeron en la trampa por completo y le revelaron que tenían en su poder 15 litros de grasa, de hecho mandaron una muestra como prueba de que si vendían la mercancía, los oficiales no cabían en su felicidad ante lo descubierto y más cuando al momento de enviar la prueba al laboratorio, el análisis dio positivo a sus sospechas, la mercancía era de origen humano. Los oficiales encubiertos estaban alarmados por la información recaudada, el grupo estaba compuesto por al menos diez hombres y mujeres que provenían de Huánuco y Lima, dos de ellos eran extranjeros, se habían dividido las tareas macabras de la siguiente forma: (i) Estaban los que secuestraban a la víctimas, (ii) después se encontraban los carniceros, los encargados de cortar cabezas y dividir pedazos, (iii) otros tenían la labor de destilar la grasa y su posterior envío a Lima, no traficaban con órganos porque éstos tenían que estar frescos, todo fue espantoso de descubrir, los agentes implicados estaban asqueados de lo que estos desalmados hacían, tenían todas las pruebas para detenerlos y parar con la inhumana masacre. Tiempo después la policía irrumpió en su lugar de trabajo y detuvo a cualquiera que estuviera en el terreno, lamentablemente algunos lograron escapar, el sitio era una verdadera casa de los horrores, las personas que llegaron para defender al pueblo no podían creer lo que sus ojos veían, ni comprendían el por qué las personas podrían llegar a ser tan

horribles sólo para conseguir algo de dinero, todo era tan cruel, Marcos sería detenido en el laboratorio, su desconcierto estaba escrito en su cara al momento en que vislumbró a los extraños, hizo lo único que estaba en su poder, levantó las manos para que no le hicieran daño, en el sitio se encontraba el torso de su último crimen, pertenecía a Abel Matos Aranda desaparecido en septiembre del mismo año, fue la única víctima que pudieron vincular con esta organización criminal. Los restos de su, digamos ganado humano, era tirado en el cerro para quemarlo, un lugar no muy lejos de la casa del terror y que era una inaccesible quebrada la cual ocultó hasta el día de hoy los restos de los otros cuerpos, imposibilitando a la policía a conocer de quienes se trataba, el general Eusebio Félix Murga y los oyentes que se encontraban presentes se escucharon alarmados cuando Ureña afirmó y aseguró dedicarse al oficio de pishtacos desde hacía 30 años, eso quería decir para consternación de todos, que alguien había estado asesinando sin piedad a personas inocentes para su propia ganancia personal por tres décadas y nunca había sido atrapado hasta ese día.

Aunque cabe aclarar que la investigación policíaca había sido cautelosa e inválido esta afirmación y sostuvo en su lugar que los actos criminales de esta banda inhumana comenzaron desde el año 2000 pero aún así fue suficiente para responsabilizarlos por al menos 60 casos de asesinatos reportados en ese entonces. Aunque hay que recordar que los lugareños por temor a ellos, no denunciaban la mayoría de los desaparecidos, eso quiere decir que el número de sus víctimas era mucho más alto de lo que los oficiales pensaron o tal vez los policías dieron un número más bajo para no alertar a la población, haciéndoles creer que sus actos no fueron los que decían y que estaban alardeando. 

De igual forma el Fiscal Jorge Sanz formuló una denuncia oficial contra los detenidos por homicidio con ánimo de lucro, asociación ilícita, tener armas ilegales y tráfico de sustancias prohibidas, al poco tiempo de que la noticia se diera a conocer, la palabra fraude resonó en cada esquina, los medios de comunicación fueron veloces en desacreditar la noticia, ellos afirmaron que todo se trataba de una cortina de humo para que la gente desviará la atención de una serie de escándalos gubernamentales que ocurrían en aquellos años durante el mandato de Alan García. 




¿Es real el tráfico de grasa humana?


Reportaje - Caso del 2009:

https://www.youtube.com/watch?v=BbtjB9db8LI





Influencia en el Perú:


Los Pishtacos, son una de las leyendas más contadas y conocida de las zonas andinas del Perú y del país en general. Fueron los encargados de sembrar un terror verdadero en los niños, jóvenes y adultos del Perú desde antes del Perú colonial, como se evidencian en las culturas que subsistieron con los Incas, en esos tiempos los pishtacos eran conocidos con el nombre de “el Nakaq” el degollador andino.

La influencia de esta leyenda, también se puede ver en representaciones artísticas, cortometrajes, reportajes, de forma oral y también en artículos, como el que estás leyendo ahora.


Representaciones Artísticas:





Cortometrajes:

https://www.youtube.com/watch?v=w_VCc3l4FSc


Documental:

https://www.youtube.com/watch?v=o0QY-iUNOPc


Artículos o libros:

_ Leyendas tenebrosas del Perú: https://es.scribd.com/document/493092626/EL-PISHTACO-PLAN-LECTOR#

_ Cholas y Pishtacos - Relatos de razas y sexo en los          Andes:  https://ridap.org/files/critica/99/WEISMANTEL-CHOLAS-Y-PISHTACOS.pdf




En conclusión, la leyenda del Pishtaco, es una de las más conocidas e importantes del país, generando terror en muchas personas de la parte andina del país, muchos de los relatos que se escuchan de este ser pudieron ser escuchados por tu abuelos, familiaridad y conocidos, te invito a que les preguntes si saben o escucharon sobre el Pishtaco.

Además por lo visto en la parte de casos de la vida real, esta es una de las pocas leyendas que posee casos en la vida real, que a su vez poseen suficientes pruebas para no dudar de su veracidad en muchas de las ocasiones. Esto a su vez nos demuestra que las leyendas y mitos, a pesar de ser historias fantásticas e irreales en muchos casos, siempre surgen para intentar explicar un suceso real.

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